18/3/09

Dijo Lucho Bordegaray:


"Como si estuviera obstinado en hacer efectiva una apocatástasis inmanente y literaria, Raymond Carver revuelve hasta encontrar algo digno en sus personajes y darles la chance de redimirse, al menos, ante la mirada del lector. Y recrear sus relatos sosteniendo esa intención parece ser el principal objetivo de Martín Flores Cárdenas al bucear y llevar a escena el universo de Carver: aquí –al igual que en su anterior trabajo, Catedral, cuidando no caer en la promulgación de grandes esperanzas sobre el género humano, nos señala sutilmente alguna tonalidad apenas más luminosa y cálida en esas personas que parecían limitadas a transitar como grises sombras. Que no son héroes ni se les cruzaría por la cabeza serlo, pero en ese contexto existencial mugroso, los mínimos gestos de ternura, de cordialidad, de respeto por el otro, se convierten en actos magnánimos, sea una sonrisa incluso forzada, una mirada comprensiva o una caricia apenas sostenida."
(...)
"Para que nada se pierda de esos mínimos gestos, Flores Cárdenas trabaja una puesta mínima, despojada, renovando el plausible y eficaz formato que le dio a la ya citada Catedral. Y logra así sacarle el mayor provecho no solo a los textos de Carver (aquí, Quienquiera que hubiera dormido en esta cama y ¿Por qué no bailan?), sino también y especialmente al elenco que convocó: Germán Rodríguez, Gabriela Licht y Osvaldo Djeredjian construyen sus personajes desde un profundo compromiso emocional que les permite transitar el relato con una enorme capacidad para comunicar matices sin por ello necesitar de ninguna estridencia corporal o vocal. Así logran generar belleza y sentido con una palabra dicha a media voz, con una mirada perdida o incluso con el sacarse los mocasines."
(...)
"Una vez finalizada esta breve e intensa dosis de Carver que nos propone Flores Cárdenas, se despierta la duda acerca de si realmente la vida no será como un basural en el que el papel metalizado de un chocolatín brilla como el sólido y noble oro, en donde un frasco roto centellea como un sol. Vaya uno a saber si de alguna manera nuestras historias personales no se redimen gracias a esas nimiedades con las que intentamos acercarnos al otro. Y qué bueno que el teatro despierte estas dudas tan poco amables como necesarias."
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http://montajedecadente.blogspot.com/2009/03/teatro-quienquiera-que-hubiera-dormido.html



Dijo Revista Siamesa:

Un vendedor de objetos con alma
y dos compradores de sueños.

Por Vivian García Hermosi.


"Rescatar un objeto usado del olvido es volver a habitarlo, y volver a habitar es, después de todo, un acto de fé. Algo que nunca se debe subestimar. Un acto de fé tan parecido como el acto de volver a amar."

Nota completa.

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