16/7/09

"Quienquiera que hubiera dormido en esta cama"

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Crítica en Alternativa Teatral por Edith Scher: "Breve e intenso"

17/07/2009 | Por Edith Scher | Espectáculo Quienquiera que hubiera dormido en esta cama

Foto: Silvana Miyashiki

Una pareja va a comprar una cama, quizás otros muebles. No son muebles nuevos, sino que se venden en un departamento en el que no parece haber nadie. Se trata de una pareja como cualquier otra. Seres comunes, intrascendentes, en una situación corriente. Así son los personajes de Raymond Carver (1939-1988), en cuyos textos estos basado este espectáculo. Así aparecen: como anónimos perdedores con sus dramas triviales.

No veremos ninguna gran historia. Por el contrario, el relato presentará una anécdota pequeña (lo de pequeña no es peyorativo, para nada, sino que intenta caracterizar el mundo puesto en escena que, desde esa manera de plantearse, genera incertidumbre y abre un universo mucho más enorme que el que se narra en la anécdota). Nada grandilocuente, entonces, sucederá. Sin embargo, algo muy intenso se vislumbra, se entreteje. ¿Qué pasa? ¿Qué les ocurre a esos dos seres, aquella tarde en la que van comprar esa cama? Algo parece a punto de desatarse y no se desata nunca, algo late como una fuerza pero no estalla. He ahí la obra.

El varón de la pareja tiene una doble función en el esqueleto de aquello que se cuenta: es relator de los hechos y también parte de ellos. Sus recuerdos de aquella tarde enmarcan la escena que, junto a esa mujer y a un tercer personaje que aparecerá cerca del final y aumentará, aún más, la incertidumbre, se presentará ante los ojos del espectador.

El espectáculo, entonces, está armado a partir de aquello que sucede pero no se dice (el miedo a la muerte, quizás, y otros miedos existenciales) y se expresa en la actuación como angustia contenida.

Para ello Quienquiera hubiera dormido en esta cama cuenta con actuaciones acordes a lo que necesita contar. Cabe destacar el trabajo de Gabriela Licht, la mujer de esta pequeña historia, quien logra un muy buen trabajo de actuación, en tanto consigue, desde lo mínimo, desde una gran sutileza (precisamente porque de lo que se trata es de contener esa angustia que se insinúa, pero nunca se dice con claridad) mantener esa inquietud que flota en la pieza, inquietud que emana, en general, del mundo de Carver y que claramente se respira en esta mirada de Martín Flores Cárdenas, a cargo de la dramaturgia.

En cuanto a la dirección, Cárdenas consigue crear ese universo que parece simple y, sin embargo connota un montón de significaciones. Esto se ve, fundamentalmente, por lo que logra de sus actores, (Licht, Germán Rodríguez y Osvaldo Djeredjian), quienes tienen la máxima responsabilidad en este logro, por cuanto, sin ese conflicto que subyace y no termina de decirse, la obra no sería más que una anécdota sencilla (en su narrativa Carver consigue este clima, pero no es fácil arribar a él en el teatro). Cualquier ilustración por parte de los actores que intentara explicar o subrayar aquello que les pasa, atentaría contra el tono del relato. El director, sin duda, obtiene ese tono de ellos y los hace tocar esa cuerda.

Quienquiera que hubiera dormido en esta cama: un espectáculo breve e intenso.



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